Desagradable noche la que tenían que sufrir los viudos que decidían casarse en segundas nupcias. La Cencerrá se convertía, en muchos casos, en un gracioso acto que intentaba avergonzar a la pareja para satisfacción del pueblo.
La Cencerrá
Dar la cencerrá
Rituales
Ritual festivo
Marzo 2014 / ECM.
La Cencerrá
Dar la cencerrá
Rituales
Ritual festivo
Marzo 2014 / ECM.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
La “cencerrá” era una costumbre muy extendida en la comarca y ya desaparecida, que tenía lugar cuando un viudo o viuda contraía segundas nupcias o bien cuando lo hacían un hombre mayor con una joven o una señora mayor con un muchacho. La noche de bodas los vecinos pasaban toda la noche a la puerta de la casa cantando coplillas referentes a la nueva unión, en tono burlesco e irónico, acompañados de gran alboroto provocado por el resonar de latas, cencerros, cacerolas, caracolas y todo aquello que sirviese para hacer ruido. La “cencerrá” no se daba por concluida hasta que la pareja abría la puerta e invitaba a todos los allí presentes a entrar en la casa y tomar algo. Algunas de las coplillas que recuerdan nuestros informantes dicen así: ¿A quién se le da la cencerrá? A “fulano y a mengana” que se acaban de casar. ¿Qué lleva la novia de dote? ........hijos pa´ que la azoten.
Sus orígenes probablemente se encontrasen en una concepción del matrimonio como sagrado e indisoluble, por lo que su propósito era crear un ambiente de reproche o animadversión hacia las segundas nupcias o “arrejuntamientos”. Conflicto que sin embargo quedaba zanjado si la pareja aceptaba y reconocía el bochorno o vergüenza ante la comunidad.
Tenemos constancia directa de su pasada existencia en la práctica totalidad de los pueblos andaluces y extremeños, pero además sabemos por las fuentes históricas escritas que la costumbre también tenía lugar en la Francia de, al menos, el siglo XVI y que la voz incluso aparece en diccionarios castellanos de los siglos XVII y XVIII.
La “cencerrá” era una costumbre muy extendida en la comarca y ya desaparecida, que tenía lugar cuando un viudo o viuda contraía segundas nupcias o bien cuando lo hacían un hombre mayor con una joven o una señora mayor con un muchacho. La noche de bodas los vecinos pasaban toda la noche a la puerta de la casa cantando coplillas referentes a la nueva unión, en tono burlesco e irónico, acompañados de gran alboroto provocado por el resonar de latas, cencerros, cacerolas, caracolas y todo aquello que sirviese para hacer ruido. La “cencerrá” no se daba por concluida hasta que la pareja abría la puerta e invitaba a todos los allí presentes a entrar en la casa y tomar algo. Algunas de las coplillas que recuerdan nuestros informantes dicen así: ¿A quién se le da la cencerrá? A “fulano y a mengana” que se acaban de casar. ¿Qué lleva la novia de dote? ........hijos pa´ que la azoten.
Sus orígenes probablemente se encontrasen en una concepción del matrimonio como sagrado e indisoluble, por lo que su propósito era crear un ambiente de reproche o animadversión hacia las segundas nupcias o “arrejuntamientos”. Conflicto que sin embargo quedaba zanjado si la pareja aceptaba y reconocía el bochorno o vergüenza ante la comunidad.
Tenemos constancia directa de su pasada existencia en la práctica totalidad de los pueblos andaluces y extremeños, pero además sabemos por las fuentes históricas escritas que la costumbre también tenía lugar en la Francia de, al menos, el siglo XVI y que la voz incluso aparece en diccionarios castellanos de los siglos XVII y XVIII.
Dar la cencerrá
La Cencerrá
La “cencerrá” era una costumbre muy extendida en la comarca y ya desaparecida, que tenía lugar cuando un viudo o viuda contraía segundas nupcias o bien cuando lo hacían un hombre mayor con una joven o una señora mayor con un muchacho. La noche de bodas los vecinos pasaban toda la noche a la puerta de la casa cantando coplillas referentes a la nueva unión, en tono burlesco e irónico, acompañados de gran alboroto provocado por el resonar de latas, cencerros, cacerolas, caracolas y todo aquello que sirviese para hacer ruido. La “cencerrá” no se daba por concluida hasta que la pareja abría la puerta e invitaba a todos los allí presentes a entrar en la casa y tomar algo. Algunas de las coplillas que recuerdan nuestros informantes dicen así: ¿A quién se le da la cencerrá? A “fulano y a mengana” que se acaban de casar. ¿Qué lleva la novia de dote? ........hijos pa´ que la azoten.
Rituales
Ritual festivo
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