Las Carreras de cintas

Rituales

Ritual de cortejo

Marzo 2014 / ECM.

Las Carreras de cintas

Rituales

Ritual de cortejo

Marzo 2014 / ECM.

Huércal de Almería.

Comarca del Bajo Andarax.

Huércal de Almería.

Comarca del Bajo Andarax.

Mujeres de la Asociación de Pensionistas de Huércal.

Las carreras de cintas constituyeron hasta los años 60-70 del pasado siglo un ritual de cortejo presente en las Fiestas patronales de todos los municipios del Bajo Andarax. Las cintas, que medían unos 5 cm de anchura por aproximadamente 150 cm de largo, eran bordadas primorosamente por las muchachas del pueblo. Los adornos consistían principalmente en guirnaldas de flores y otros elementos vegetales, aunque también había quienes tejían en ellas algún motivo más personal o característico, con la finalidad de hacer reconocible a la propietaria de la misma. Una vez que la cinta había sido bordada, se sujetaba por un extremo a un aro pequeño mientras que el otro se enrollaba sobre sí mismo, luego sólo restaba colgarlas en la plaza del pueblo a una cierta altura, para que los mozos subidos en una bicicleta, y procurando lucirse encima de la misma, intentasen conseguir la cinta de la moza a la que pretendían enganchando un pequeño punzón en el aro que colgaba de la cinta. Mientras, ellas, ataviadas con su mantón de Manila y una flor en el pelo, esperaban verlos competir por la cinta que habían bordado, pues el joven que la consiguiera tendría el honor de ser acompañado por ella durante los distintos actos festivos del día.

El ritual parece estar inspirado –por la similitud de sus elementos- en los torneos y justas celebrados en la época medieval, concretamente en un juego consistente en acertar a introducir la punta de la lanza en unos aros metálicos que se colgaban atados por una cinta con un falso nudo en el extremo opuesto, para que se soltase sin dificultad. Los caballeros participantes elegían una dama a la que le ofrecían los triunfos, y si ella lo aceptaba le anudaba un pañuelo en la punta de su lanza. Sin embargo, en España y en la época actual, parece muy probable que el mencionado ritual fuese introducido por la Sección Femenina durante la Dictadura, ello explicaría el hecho de que fuese un elemento común, presente hasta hace relativamente poco tiempo, en las fiestas de la mayoría de los pueblos españoles. Hemos tenido acceso al programa de Fiestas de Huércal en honor a San José, del año 1954, en el que reza: “... Huércal ... tiene una fiesta de rancio abolengo y honda raigambre cristiana. Las muchachas bordan las cintas con ilusión y ultiman los vestidos y las galas que portarán. Los muchachos se preparan para merecer el premio con una mirada o una sonrisa de la muchacha de sus sueños...”.

Actualmente las carreras de cintas continúan estando presentes en todas las fiestas patronales del Bajo Andarax, no obstante se han introducido algunos cambios. Las cintas que antaño eran bordadas a mano con paciencia y mucho amor, porque se pretendía que el mozo viese en ella una muestra de los primores de la muchacha, ahora son pintadas básicamente con el nombre de la persona que la realiza y algún adorno sencillo. El ritual también ha perdido su carácter de cortejo y en la actualidad gana el participante que consigue un mayor número de cintas. Por otro lado, y dependiendo del municipio del que se trate, las carreras se realizan en bicicleta, a caballo e incluso en moto.

Las carreras de cintas constituyeron hasta los años 60-70 del pasado siglo un ritual de cortejo presente en las Fiestas patronales de todos los municipios del Bajo Andarax. Las cintas, que medían unos 5 cm de anchura por aproximadamente 150 cm de largo, eran bordadas primorosamente por las muchachas del pueblo. Los adornos consistían principalmente en guirnaldas de flores y otros elementos vegetales, aunque también había quienes tejían en ellas algún motivo más personal o característico, con la finalidad de hacer reconocible a la propietaria de la misma. Una vez que la cinta había sido bordada, se sujetaba por un extremo a un aro pequeño mientras que el otro se enrollaba sobre sí mismo, luego sólo restaba colgarlas en la plaza del pueblo a una cierta altura, para que los mozos subidos en una bicicleta, y procurando lucirse encima de la misma, intentasen conseguir la cinta de la moza a la que pretendían enganchando un pequeño punzón en el aro que colgaba de la cinta. Mientras, ellas, ataviadas con su mantón de Manila y una flor en el pelo, esperaban verlos competir por la cinta que habían bordado, pues el joven que la consiguiera tendría el honor de ser acompañado por ella durante los distintos actos festivos del día.

El ritual parece estar inspirado –por la similitud de sus elementos- en los torneos y justas celebrados en la época medieval, concretamente en un juego consistente en acertar a introducir la punta de la lanza en unos aros metálicos que se colgaban atados por una cinta con un falso nudo en el extremo opuesto, para que se soltase sin dificultad. Los caballeros participantes elegían una dama a la que le ofrecían los triunfos, y si ella lo aceptaba le anudaba un pañuelo en la punta de su lanza. Sin embargo, en España y en la época actual, parece muy probable que el mencionado ritual fuese introducido por la Sección Femenina durante la Dictadura, ello explicaría el hecho de que fuese un elemento común, presente hasta hace relativamente poco tiempo, en las fiestas de la mayoría de los pueblos españoles. Hemos tenido acceso al programa de Fiestas de Huércal en honor a San José, del año 1954, en el que reza: “... Huércal ... tiene una fiesta de rancio abolengo y honda raigambre cristiana. Las muchachas bordan las cintas con ilusión y ultiman los vestidos y las galas que portarán. Los muchachos se preparan para merecer el premio con una mirada o una sonrisa de la muchacha de sus sueños...”.

Actualmente las carreras de cintas continúan estando presentes en todas las fiestas patronales del Bajo Andarax, no obstante se han introducido algunos cambios. Las cintas que antaño eran bordadas a mano con paciencia y mucho amor, porque se pretendía que el mozo viese en ella una muestra de los primores de la muchacha, ahora son pintadas básicamente con el nombre de la persona que la realiza y algún adorno sencillo. El ritual también ha perdido su carácter de cortejo y en la actualidad gana el participante que consigue un mayor número de cintas. Por otro lado, y dependiendo del municipio del que se trate, las carreras se realizan en bicicleta, a caballo e incluso en moto.

Las Carreras de cintas

Las carreras de cintas constituyeron hasta los años 60-70 del pasado siglo un ritual de cortejo presente en las Fiestas patronales de todos los municipios del Bajo Andarax. Las cintas, que medían unos 5 cm de anchura por aproximadamente 150 cm de largo, eran bordadas primorosamente por las muchachas del pueblo. Los adornos consistían principalmente en guirnaldas de flores y otros elementos vegetales, aunque también había quienes tejían en ellas algún motivo más personal o característico, con la finalidad de hacer reconocible a la propietaria de la misma. Una vez que la cinta había sido bordada, se sujetaba por un extremo a un aro pequeño mientras que el otro se enrollaba sobre sí mismo, luego sólo restaba colgarlas en la plaza del pueblo a una cierta altura, para que los mozos subidos en una bicicleta, y procurando lucirse encima de la misma, intentasen conseguir la cinta de la moza a la que pretendían enganchando un pequeño punzón en el aro que colgaba de la cinta. Mientras, ellas, ataviadas con su mantón de Manila y una flor en el pelo, esperaban verlos competir por la cinta que habían bordado, pues el joven que la consiguiera tendría el honor de ser acompañado por ella durante los distintos actos festivos del día.

Rituales

Mujeres de la Asociación de Pensionistas de Huércal.

Ritual de cortejo