Cuentan en Huércal que allá por los años 20 del pasado siglo, vivía en el pueblo un vecino que era hombre humilde y un tanto inocente, del cual no se recuerda su “nombre de pila” puesto que era por todos conocido como el “Tío Ajete”, el cual se ganaba la vida trabajando como calero.
El “Tío Ajete”
Narrativa oral
Personajes locales
Marzo 2014 / ECM.
El “Tío Ajete”
Narrativa oral
Personajes locales
Marzo 2014 / ECM.
Huércal de Almería
Municipio de Huércal de Almería
Huércal de Almería
Municipio de Huércal de Almería
Vecinos de la localidad
Cuentan en Huércal que allá por los años 20 del pasado siglo, vivía en el pueblo un vecino que era hombre humilde y un tanto inocente, del cual no se recuerda su “nombre de pila” puesto que era por todos conocido como el “Tío Ajete”. Se ganaba la vida trabajando como calero, por lo que tras preparar la cal en alguno de los hornos existentes en la zona, la cargaba en su “burrico” y se dedicaba a venderla pregonándola por los distintos pueblos de la comarca, a la voz de: “a la cal blanca, rebuuuuuuuurro!”. Una de las historias más referidas por el “Tío Ajete” había tenido lugar durante la llamada “guerra de África”, contaba él que durante dicha contienda y arriesgando su vida en ello, había enarbolado una bandera española y tras haber sorteado a los soldados enemigos, consiguió izarla sobre un cerro del Rif marroquí. Por tal hazaña al término de la guerra le fue otorgado el privilegio de ser “cubierto ante el rey”. Sin embargo, los vecinos no creían dicha historia y debido a ello se burlaban del “Tío Ajete”. Pero ocurrió que habiéndose construido un nuevo puente sobre el río Andarax, para mejorar las comunicaciones entre Huércal y Viator, las autoridades decidieron invitar al mismísimo rey Alfonso XIII para que fuese el encargado de inaugurar el flamante puente. El “Tío Ajete” al enterarse de la noticia, ni corto ni perezoso, se encaminó hacia el vecino pueblo de Viator para saludar al monarca en el día de la inauguración. Al llegar al lugar en el que se encontraba la comitiva, la Guardia Real le impidió el paso, pero dicen que cuando el rey lo vio, lo reconoció inmediatamente, autorizándole a aproximarse a él. La sorpresa de todos fue aún mayor, cuando a pesar de que la Guardia Real le insistía en que debía descubrirse la cabeza en presencia del soberano, él llegó ante Alfonso XIII con la cabeza cubierta haciendo uso del honor que años atrás le había sido concedido. Desde aquel momento nadie volvió a dudar de la historia del “Tío Ajete” y pasó a ser respetado por todos.
Históricamente la mayor parte de los elementos que aparecen en esta historia pueden ser documentados. Por un lado, en lo que respecta al oficio del protagonista, es bien conocida la importancia que las caleras u hornos de cal tuvieron en la Sierra de Gádor, y sobre todo en el Bajo Andarax (Araoz, Benahadux …) hasta mediados del siglo pasado. Por otro, la mencionada “guerra de África” hace referencia a la segunda Guerra de Marruecos, que tuvo lugar en las montañas rifeñas entre 1919 y 1926, enfrentando a las tribus de la zona contra las autoridades coloniales españolas y francesas. Finalmente el privilegio de permanecer cubierto ante el rey, era una prerrogativa inherente a la cualidad de Grande de España y que excepcionalmente podía ser otorgada por el rey a otros nobles que, a su juicio, lo merecieran.
No hemos podido encontrar a ningún vecino que hubiese escuchado contar la historia directamente de labios de su protagonista, no obstante todos afirman en el pueblo que “siempre” ha sido por todos conocida. La única duda que se nos plantea proviene del hecho de que la distinción de “ser cubierto ante el rey” le fuese concedida a un soldado, puesto que por lo general se trataba de un honor únicamente dispensado a algunos miembros de la nobleza. No obstante, siempre son posibles las excepciones.
Cuentan en Huércal que allá por los años 20 del pasado siglo, vivía en el pueblo un vecino que era hombre humilde y un tanto inocente, del cual no se recuerda su “nombre de pila” puesto que era por todos conocido como el “Tío Ajete”. Se ganaba la vida trabajando como calero, por lo que tras preparar la cal en alguno de los hornos existentes en la zona, la cargaba en su “burrico” y se dedicaba a venderla pregonándola por los distintos pueblos de la comarca, a la voz de: “a la cal blanca, rebuuuuuuuurro!”. Una de las historias más referidas por el “Tío Ajete” había tenido lugar durante la llamada “guerra de África”, contaba él que durante dicha contienda y arriesgando su vida en ello, había enarbolado una bandera española y tras haber sorteado a los soldados enemigos, consiguió izarla sobre un cerro del Rif marroquí. Por tal hazaña al término de la guerra le fue otorgado el privilegio de ser “cubierto ante el rey”. Sin embargo, los vecinos no creían dicha historia y debido a ello se burlaban del “Tío Ajete”. Pero ocurrió que habiéndose construido un nuevo puente sobre el río Andarax, para mejorar las comunicaciones entre Huércal y Viator, las autoridades decidieron invitar al mismísimo rey Alfonso XIII para que fuese el encargado de inaugurar el flamante puente. El “Tío Ajete” al enterarse de la noticia, ni corto ni perezoso, se encaminó hacia el vecino pueblo de Viator para saludar al monarca en el día de la inauguración. Al llegar al lugar en el que se encontraba la comitiva, la Guardia Real le impidió el paso, pero dicen que cuando el rey lo vio, lo reconoció inmediatamente, autorizándole a aproximarse a él. La sorpresa de todos fue aún mayor, cuando a pesar de que la Guardia Real le insistía en que debía descubrirse la cabeza en presencia del soberano, él llegó ante Alfonso XIII con la cabeza cubierta haciendo uso del honor que años atrás le había sido concedido. Desde aquel momento nadie volvió a dudar de la historia del “Tío Ajete” y pasó a ser respetado por todos.
Históricamente la mayor parte de los elementos que aparecen en esta historia pueden ser documentados. Por un lado, en lo que respecta al oficio del protagonista, es bien conocida la importancia que las caleras u hornos de cal tuvieron en la Sierra de Gádor, y sobre todo en el Bajo Andarax (Araoz, Benahadux …) hasta mediados del siglo pasado. Por otro, la mencionada “guerra de África” hace referencia a la segunda Guerra de Marruecos, que tuvo lugar en las montañas rifeñas entre 1919 y 1926, enfrentando a las tribus de la zona contra las autoridades coloniales españolas y francesas. Finalmente el privilegio de permanecer cubierto ante el rey, era una prerrogativa inherente a la cualidad de Grande de España y que excepcionalmente podía ser otorgada por el rey a otros nobles que, a su juicio, lo merecieran.
No hemos podido encontrar a ningún vecino que hubiese escuchado contar la historia directamente de labios de su protagonista, no obstante todos afirman en el pueblo que “siempre” ha sido por todos conocida. La única duda que se nos plantea proviene del hecho de que la distinción de “ser cubierto ante el rey” le fuese concedida a un soldado, puesto que por lo general se trataba de un honor únicamente dispensado a algunos miembros de la nobleza. No obstante, siempre son posibles las excepciones.
El “Tío Ajete”
Cuentan en Huércal que allá por los años 20 del pasado siglo, vivía en el pueblo un vecino que era hombre humilde y un tanto inocente, del cual no se recuerda su “nombre de pila” puesto que era por todos conocido como el “Tío Ajete”. Se ganaba la vida trabajando como calero, por lo que tras preparar la cal en alguno de los hornos existentes en la zona, la cargaba en su “burrico” y se dedicaba a venderla pregonándola por los distintos pueblos de la comarca, a la voz de: “a la cal blanca, rebuuuuuuuurro!”. Una de las historias más referidas por el “Tío Ajete” había tenido lugar durante la llamada “guerra de África”, contaba él que durante dicha contienda y arriesgando su vida en ello, había enarbolado una bandera española y tras haber sorteado a los soldados enemigos, consiguió izarla sobre un cerro del Rif marroquí. Por tal hazaña al término de la guerra le fue otorgado el privilegio de ser “cubierto ante el rey”. Sin embargo, los vecinos no creían dicha historia y debido a ello se burlaban del “Tío Ajete”. Pero ocurrió que habiéndose construido un nuevo puente sobre el río Andarax, para mejorar las comunicaciones entre Huércal y Viator, las autoridades decidieron invitar al mismísimo rey Alfonso XIII para que fuese el encargado de inaugurar el flamante puente. El “Tío Ajete” al enterarse de la noticia, ni corto ni perezoso, se encaminó hacia el vecino pueblo de Viator para saludar al monarca en el día de la inauguración. Al llegar al lugar en el que se encontraba la comitiva, la Guardia Real le impidió el paso, pero dicen que cuando el rey lo vio, lo reconoció inmediatamente, autorizándole a aproximarse a él. La sorpresa de todos fue aún mayor, cuando a pesar de que la Guardia Real le insistía en que debía descubrirse la cabeza en presencia del soberano, él llegó ante Alfonso XIII con la cabeza cubierta haciendo uso del honor que años atrás le había sido concedido. Desde aquel momento nadie volvió a dudar de la historia del “Tío Ajete” y pasó a ser respetado por todos.
Narrativa oral
Vecinos de la localidad
Personajes locales