Las “carrericas” eran un baile tradicional propio de los pueblos y cortijos del Bajo Andarax. Solían interpretarse en los momentos de ocio, ya fuesen las fiestas patronales de las diferentes localidades de la comarca o aquellas otras improvisadas con motivo del descanso en las faenas del campo o de alguna reunión de vecinos.
Las Carrericas
Modos de expresión
Canciones y bailes de fiesta
Marzo 2014 / ECM.
Las Carrericas
Modos de expresión
Canciones y bailes de fiesta
Marzo 2014 / ECM.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
Mujeres de la Asociación de la Tercera Edad de Huércal de Almería.
Las “carrericas” eran un baile tradicional propio de los pueblos y cortijos del Bajo Andarax. Solían interpretarse en los momentos de ocio, ya fuesen las fiestas patronales de las diferentes localidades de la comarca o aquellas otras improvisadas con motivo del descanso en las faenas del campo o de alguna reunión de vecinos. Se baila por parejas, aunque los participantes se sitúan en círculo, las canciones se cantan a coro y se acompañan con las palmas. La primera persona que sale al centro de la rueda saca a alguna otra de su elección y ambas avanzan con las manos cruzadas, siguiendo el ritmo de la canción y dando pequeños brincos, desde un extremo a otro de la rueda, al llegar, la pareja invierte el sentido sin soltarse de las manos y continúa en la dirección contraria. Acabada la canción y por tanto la “carrerica”, la pareja vuelve al corro y salen al centro otras dos personas. Las mujeres de Huércal nos cantan así: Mi madre no quiere que vaya al molino porque el molinero se mete conmigo. Mi madre no quiere que al molino vaya porque el molinero me rompe la saya. Ahí lo tienes, bailalá, bailalá no le rompas el mandil, el mandil mira que no tiene otro la pobrecita infeliz Y también así: Del olivo al olivo, al olivo subí por coger una rosa, yo cogí un jazmín. Y esa chica morena que su mano me da, que su mano me da, que su mano me dio, y esa chica morena es la que quiero yo. Es la que quiero yo, es la que he de querer y esa chica morena ha de ser mi mujer. Ha de ser mi mujer, de mi corazón y esa chica morena es la que quiero yo. ¡Ay tachín, morenita que ay tachín morena que ay tachín morenita que ay tachín morena!
El ámbito de producción de este modo de expresión según la memoria de los mayores, va desde los últimos años del siglo XIX hasta finales del XX, y fueron siempre las zonas rurales y más concretamente los cortijos de la comarca. En Huércal hubo varios: Las Mascaranas, La Molineta, Villa María, el cortijo Durbán o del Barranco, etc. Conocemos también la existencia de este mismo baile festero en otras comarcas almerienses como los Filabres, además de en ciertas zonas de la provincia malagueña, aunque en esta última el nombre varía dependiendo del lugar al que nos estemos refiriendo. De este modo son conocidas como “churripampas” en Casabermeja o “maragatas” en los Montes de Málaga. Lo que tienen en común estos diferentes ámbitos geográficos, es el hecho de pertenecer a poblaciones rurales con escaso número de habitantes y condicionadas por un duro contexto de trabajo que dejaba escasos momentos para la diversión y para entablar relaciones, por lo que éstos solían ser bien aprovechados por los más jóvenes.
Para bailar las “carrericas” no se necesita ningún instrumento musical, lo que hace que su ejecución pueda tener lugar de manera totalmente improvisada. Las canciones tienen una rima sencilla, por lo general son versos pareados que riman en asonante de dos en dos, repitiendo el final del primero al principio del siguiente. Su estructura suele ser de una copla o estrofa más un estribillo, la longitud y la musicalidad de la copla es variable mientras que el estribillo tiene una música fija y está compuesto por cuatro versos. Los temas cantados pueden ser piropos, bromas y “puyas” o “piques”. Antaño era posible bailar las “carrericas” sin necesidad de la celebración oficial de una fiesta, sin embargo una fiesta sin “carrericas” era algo impensable. En la actualidad en cambio prácticamente han desaparecido, puesto que no existe relevo generacional, no obstante las mujeres de mayor edad del pueblo continúan bailándolas en las ocasiones festivas.
Las “carrericas” eran un baile tradicional propio de los pueblos y cortijos del Bajo Andarax. Solían interpretarse en los momentos de ocio, ya fuesen las fiestas patronales de las diferentes localidades de la comarca o aquellas otras improvisadas con motivo del descanso en las faenas del campo o de alguna reunión de vecinos. Se baila por parejas, aunque los participantes se sitúan en círculo, las canciones se cantan a coro y se acompañan con las palmas. La primera persona que sale al centro de la rueda saca a alguna otra de su elección y ambas avanzan con las manos cruzadas, siguiendo el ritmo de la canción y dando pequeños brincos, desde un extremo a otro de la rueda, al llegar, la pareja invierte el sentido sin soltarse de las manos y continúa en la dirección contraria. Acabada la canción y por tanto la “carrerica”, la pareja vuelve al corro y salen al centro otras dos personas. Las mujeres de Huércal nos cantan así: Mi madre no quiere que vaya al molino porque el molinero se mete conmigo. Mi madre no quiere que al molino vaya porque el molinero me rompe la saya. Ahí lo tienes, bailalá, bailalá no le rompas el mandil, el mandil mira que no tiene otro la pobrecita infeliz Y también así: Del olivo al olivo, al olivo subí por coger una rosa, yo cogí un jazmín. Y esa chica morena que su mano me da, que su mano me da, que su mano me dio, y esa chica morena es la que quiero yo. Es la que quiero yo, es la que he de querer y esa chica morena ha de ser mi mujer. Ha de ser mi mujer, de mi corazón y esa chica morena es la que quiero yo. ¡Ay tachín, morenita que ay tachín morena que ay tachín morenita que ay tachín morena!
El ámbito de producción de este modo de expresión según la memoria de los mayores, va desde los últimos años del siglo XIX hasta finales del XX, y fueron siempre las zonas rurales y más concretamente los cortijos de la comarca. En Huércal hubo varios: Las Mascaranas, La Molineta, Villa María, el cortijo Durbán o del Barranco, etc. Conocemos también la existencia de este mismo baile festero en otras comarcas almerienses como los Filabres, además de en ciertas zonas de la provincia malagueña, aunque en esta última el nombre varía dependiendo del lugar al que nos estemos refiriendo. De este modo son conocidas como “churripampas” en Casabermeja o “maragatas” en los Montes de Málaga. Lo que tienen en común estos diferentes ámbitos geográficos, es el hecho de pertenecer a poblaciones rurales con escaso número de habitantes y condicionadas por un duro contexto de trabajo que dejaba escasos momentos para la diversión y para entablar relaciones, por lo que éstos solían ser bien aprovechados por los más jóvenes.
Para bailar las “carrericas” no se necesita ningún instrumento musical, lo que hace que su ejecución pueda tener lugar de manera totalmente improvisada. Las canciones tienen una rima sencilla, por lo general son versos pareados que riman en asonante de dos en dos, repitiendo el final del primero al principio del siguiente. Su estructura suele ser de una copla o estrofa más un estribillo, la longitud y la musicalidad de la copla es variable mientras que el estribillo tiene una música fija y está compuesto por cuatro versos. Los temas cantados pueden ser piropos, bromas y “puyas” o “piques”. Antaño era posible bailar las “carrericas” sin necesidad de la celebración oficial de una fiesta, sin embargo una fiesta sin “carrericas” era algo impensable. En la actualidad en cambio prácticamente han desaparecido, puesto que no existe relevo generacional, no obstante las mujeres de mayor edad del pueblo continúan bailándolas en las ocasiones festivas.
Las Carrericas
Las “carrericas” eran un baile tradicional propio de los pueblos y cortijos del Bajo Andarax. Solían interpretarse en los momentos de ocio, ya fuesen las fiestas patronales de las diferentes localidades de la comarca o aquellas otras improvisadas con motivo del descanso en las faenas del campo o de alguna reunión de vecinos. Se baila por parejas, aunque los participantes se sitúan en círculo, las canciones se cantan a coro y se acompañan con las palmas. La primera persona que sale al centro de la rueda saca a alguna otra de su elección y ambas avanzan con las manos cruzadas, siguiendo el ritmo de la canción y dando pequeños brincos, desde un extremo a otro de la rueda, al llegar, la pareja invierte el sentido sin soltarse de las manos y continúa en la dirección contraria. Acabada la canción y por tanto la “carrerica”, la pareja vuelve al corro y salen al centro otras dos personas. Las mujeres de Huércal nos cantan así: Mi madre no quiere que vaya al molino porque el molinero se mete conmigo. Mi madre no quiere que al molino vaya porque el molinero me rompe la saya. Ahí lo tienes, bailalá, bailalá no le rompas el mandil, el mandil mira que no tiene otro la pobrecita infeliz Y también así: Del olivo al olivo, al olivo subí por coger una rosa, yo cogí un jazmín. Y esa chica morena que su mano me da, que su mano me da, que su mano me dio, y esa chica morena es la que quiero yo. Es la que quiero yo, es la que he de querer y esa chica morena ha de ser mi mujer. Ha de ser mi mujer, de mi corazón y esa chica morena es la que quiero yo. ¡Ay tachín, morenita que ay tachín morena que ay tachín morenita que ay tachín morena!
Modos de expresión
Mujeres de la Asociación de la Tercera Edad de Huércal de Almería.
Canciones y bailes de fiesta