El juego del Pañuelo era uno de los muchos “juegos de corro” existentes hasta hace unas décadas y hoy tristemente desaparecidos. Para jugar al Pañuelo, se hacía un corro y la persona que “la quedaba” se situaba en el centro del mismo con un pañuelo en la mano, con el cual iba interpretando gestualmente la letra de la canción.
El Pañuelo
Modos de expresión
Canciones de Corro
Marzo 2014 / ECM
El Pañuelo
Modos de expresión
Canciones de Corro
Marzo 2014 / ECM
Huércal de Almería
Comarca del Bajo Andarax.
Huércal de Almería
Comarca del Bajo Andarax.
Mujeres de la Asociación de Mayores de Huércal de Almería
El juego del Pañuelo era uno de los muchos “juegos de corro” existentes hasta hace unas décadas y hoy tristemente desaparecidos. Recibían ese nombre por el modo en el que debían situarse los participantes para jugar, en corro o rueda, cada juego tenía una dinámica propia y se acompañaba de una canción distinta, por lo que existía un extenso número de juegos y canciones de corro. Para jugar al Pañuelo, se hacía un corro y la persona que “la quedaba” se situaba en el centro del mismo con un pañuelo en la mano, con el cual iba interpretando gestualmente la letra de la canción. Al llegar a la última estrofa elegía a una persona del corro y le ponía el pañuelo al cuello, de este modo la persona elegida pasaba a ocupar su lugar en el centro. Las mujeres de Huércal entonan de este modo la canción del Pañuelo: Esa niña tan bonita tan bonita y rechonchona si yo fuera el rey de España le pondría la corona. Ese pañuelo marrón al suelo lo ha despreciado yo lo cojo y lo venero por ser de mi amante amado. Así se lo pongo a ....... (se dice el nombre de la persona elegida) así a los bandoleros y así a las sevillanas y así a los caballeros.
Rodrigo Caro en su obra Días geniales o lúdicos, señala aspectos importantes acerca de los corros o ruedas y cita a Virgilio, Platón y Homero para describir los corros que hacían las mujeres para honrar a los guerreros, concretamente al hablar de Platón señala la existencia de corros de muchachos y muchachas, corros de mancebos, dedicados a Apolo, y corros de varones de 30 a 60 años en honor de Dionisio Baco, a quienes cantan elogios. Probablemente los juegos de corro actuales deriven de aquellos de la antigüedad, y se han ido modificando a través de la transmisión oral y tomando diversas formas dependiendo del lugar en el que se practiquen.
El corro o la rueda no era un juego exclusivo de la infancia, pues hasta bien entrados los años setenta del siglo XX también lo practicaban mocicos y mocicas. Se trataba de una de las pocas diversiones existentes en los pueblos pequeños y la ocasión era aprovechada por los jóvenes para dejar entrever sus intenciones de noviazgo para con alguna muchacha y al revés, para que las muchachas –al hilo de las letras de las canciones- “tanteasen” a un posible pretendiente que no terminaba de decidirse. De este modo cumplía también una función de ritual de cortejo.
El juego del Pañuelo era uno de los muchos “juegos de corro” existentes hasta hace unas décadas y hoy tristemente desaparecidos. Recibían ese nombre por el modo en el que debían situarse los participantes para jugar, en corro o rueda, cada juego tenía una dinámica propia y se acompañaba de una canción distinta, por lo que existía un extenso número de juegos y canciones de corro. Para jugar al Pañuelo, se hacía un corro y la persona que “la quedaba” se situaba en el centro del mismo con un pañuelo en la mano, con el cual iba interpretando gestualmente la letra de la canción. Al llegar a la última estrofa elegía a una persona del corro y le ponía el pañuelo al cuello, de este modo la persona elegida pasaba a ocupar su lugar en el centro. Las mujeres de Huércal entonan de este modo la canción del Pañuelo: Esa niña tan bonita tan bonita y rechonchona si yo fuera el rey de España le pondría la corona. Ese pañuelo marrón al suelo lo ha despreciado yo lo cojo y lo venero por ser de mi amante amado. Así se lo pongo a ....... (se dice el nombre de la persona elegida) así a los bandoleros y así a las sevillanas y así a los caballeros.
Rodrigo Caro en su obra Días geniales o lúdicos, señala aspectos importantes acerca de los corros o ruedas y cita a Virgilio, Platón y Homero para describir los corros que hacían las mujeres para honrar a los guerreros, concretamente al hablar de Platón señala la existencia de corros de muchachos y muchachas, corros de mancebos, dedicados a Apolo, y corros de varones de 30 a 60 años en honor de Dionisio Baco, a quienes cantan elogios. Probablemente los juegos de corro actuales deriven de aquellos de la antigüedad, y se han ido modificando a través de la transmisión oral y tomando diversas formas dependiendo del lugar en el que se practiquen.
El corro o la rueda no era un juego exclusivo de la infancia, pues hasta bien entrados los años setenta del siglo XX también lo practicaban mocicos y mocicas. Se trataba de una de las pocas diversiones existentes en los pueblos pequeños y la ocasión era aprovechada por los jóvenes para dejar entrever sus intenciones de noviazgo para con alguna muchacha y al revés, para que las muchachas –al hilo de las letras de las canciones- “tanteasen” a un posible pretendiente que no terminaba de decidirse. De este modo cumplía también una función de ritual de cortejo.
El Pañuelo
El juego del Pañuelo era uno de los muchos “juegos de corro” existentes hasta hace unas décadas y hoy tristemente desaparecidos. Recibían ese nombre por el modo en el que debían situarse los participantes para jugar, en corro o rueda, cada juego tenía una dinámica propia y se acompañaba de una canción distinta, por lo que existía un extenso número de juegos y canciones de corro. Para jugar al Pañuelo, se hacía un corro y la persona que “la quedaba” se situaba en el centro del mismo con un pañuelo en la mano, con el cual iba interpretando gestualmente la letra de la canción. Al llegar a la última estrofa elegía a una persona del corro y le ponía el pañuelo al cuello, de este modo la persona elegida pasaba a ocupar su lugar en el centro. Las mujeres de Huércal entonan de este modo la canción del Pañuelo: Esa niña tan bonita tan bonita y rechonchona si yo fuera el rey de España le pondría la corona. Ese pañuelo marrón al suelo lo ha despreciado yo lo cojo y lo venero por ser de mi amante amado. Así se lo pongo a ....... (se dice el nombre de la persona elegida) así a los bandoleros y así a las sevillanas y así a los caballeros.
Modos de expresión
Mujeres de la Asociación de Mayores de Huércal de Almería
Canciones de Corro