En el medio rural de antaño, casi exento de bienes de consumo, se hacía imprescindible la capacidad de hombres y mujeres para poder elaborar de forma autónoma muchos de los elementos que les permitían desarrollar las labores cotidianas. Jabón, lejía, piensos, etc. eran elaborados de forma casera utilizando los elementos disponibles en el entorno.
Fórmulas caseras
Saberes populares
Fórmulas caseras
Marzo 2014 / ECM.
Fórmulas caseras
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Fórmulas caseras
Marzo 2014 / ECM.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
Huércal de Almería.
Comarca del Bajo Andarax.
Vecinos de la localidad
ELABORACIÓN DE JABÓN I: La “barrilla” es un arbusto de hasta 2 m. de altura, de color verde oscuro, con hojas y tallos carnosos. Es propia de zonas costeras y suelos pobres, pedregosos, calizos y de climas mediterráneos, y crece abundantemente en el Bajo Andarax. Su nombre científico es “Salsola oppositifolia” y fue utilizada para la elaboración de jabón casero hasta el descubrimiento de la sosa cáustica. Precisamente por eso en nuestra comarca de referencia la barrilla es conocida como “el jabón de los pobres”, pues con ella se estuvo elaborando jabón en la zona hasta aproximadamente los años 50 del pasado siglo. Para la elaboración de jabón a partir de la barrilla existían varios métodos, uno de ellos consistía en recolectar la planta y dejarla secar al sol, posteriormente se mezclaba con agua hasta conseguir una especie de agua jabonosa con la que se lavaba la ropa. Otro método utilizado era hacer hervir la planta en agua, para introducir luego la ropa en la caldera en la que se había hervido y proceder a su lavado. ELABORACIÓN DE JABÓN II: Otro manera de elaborar jabón, que se continúa utilizando hoy en día, es a partir de grasa de cerdo, o aceite usado y bien filtrado, y sosa cáustica. El método es bien sencillo: se disuelven 200 gr. de sosa cáustica en 1 litro de agua, utilizando para ello un recipiente de barro y una rama o vara de madera, y teniendo especial cuidado de hacerlo muy despacio y al aire libre, pues la sosa emite vapores tóxicos, además de elevar la temperatura del agua. Cuando la mezcla se ha enfriado un poco, se le añade el litro de aceite, aunque nuestros informantes nos refieren que cuando se utilizaba grasa de cerdo era conveniente incorporarla con la mezcla aún caliente. Se continúa removiendo lentamente y siempre en el mismo sentido hasta que la solución espese, lo que tardará aproximadamente una hora. Entonces se vuelca en un molde de plástico o cajón de madera y se deja que solidifique entre 24 y 48 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Una vez que se ha endurecido se corta en “pastillas”, se tapan con un paño y se deja “curar” al menos un mes antes de utilizarlo. Este tipo de jabón es muy apreciado para lavar la ropa de los bebés, la ropa blanca y para quitar manchas de grasa. ELABORACIÓN DE LEJÍA: Según nos narran los vecinos de la comarca, hasta la década de los 50 aproximadamente también se obtenía un desinfectante natural a partir de las cenizas de la madera y de plantas como la “barrilla”, aunque todos sabían que mientras más dura fuese la madera utilizada más calidad tendrían las cenizas y por tanto la lejía obtenida de ellas. Una vez que se conseguían las cenizas, mientras más blancas y calcinadas mejor, se pasaban por un tamiz para desechar los trozos de carbón. Entonces se mezclaban con agua en un cubo y se dejaba reposar cubierto con un paño durante uno o dos días, removiendo al menos un par de veces durante ese tiempo. La forma de saber si la mezcla estaba lista era introduciendo en la misma un huevo o una patata, si flotaba ya estaba a punto pero si se hundía entonces se debía añadir más ceniza a la mezcla y repetir el proceso. Finalmente se colaba con un trapo bien limpio y ya se podía utilizar a modo de lejía. ENGORDE DEL MARRANO: Antaño y hasta aproximadamente los años 80, era costumbre en el Bajo Andarax celebrar la matanza anual que tenía lugar aproximadamente durante la primera mitad del mes de diciembre (Ver Rituales festivos: La Matanza), por ese motivo durante todo el año la familia criaba y engordaba al “marranico” que sería sacrificado llegadas las fechas. El animal se instalaba en las zahúrdas o cochineras y la alimentación del mismo consistía en los desechos hortofrutícolas y los restos de la comida diaria de la familia. Y para asegurarse de que tanto su carne como el preciado jamón tendrían un sabor exquisito, se alimentaba al animal una vez al día con una mezcla de pulpa de remolacha, salvado de trigo y una planta muy común en la comarca conocida como “salaíllo”.
Entre los saberes populares relacionados con la etnobotánica y transmitidos de manera intergeneracional a través de la oralidad, hemos diferenciado los que hemos dado en llamar Fórmulas caseras. Básicamente se trataría de una serie de fórmulas o soluciones de uso común, basados en la vegetación y las plantas existentes en el entorno natural de la comarca y pertenecientes al acervo cultural de la zona.
Los hemos diferenciado de aquellos otros que hemos recogido bajo la denominación de Medicina natural, porque entendemos que no se utilizan para tratamiento de enfermedades ni dolencias. Hemos también detectado que básicamente este tipo de usos o “saber hacer” se encontraba principalmente en manos de las mujeres.
ELABORACIÓN DE JABÓN I: La “barrilla” es un arbusto de hasta 2 m. de altura, de color verde oscuro, con hojas y tallos carnosos. Es propia de zonas costeras y suelos pobres, pedregosos, calizos y de climas mediterráneos, y crece abundantemente en el Bajo Andarax. Su nombre científico es “Salsola oppositifolia” y fue utilizada para la elaboración de jabón casero hasta el descubrimiento de la sosa cáustica. Precisamente por eso en nuestra comarca de referencia la barrilla es conocida como “el jabón de los pobres”, pues con ella se estuvo elaborando jabón en la zona hasta aproximadamente los años 50 del pasado siglo. Para la elaboración de jabón a partir de la barrilla existían varios métodos, uno de ellos consistía en recolectar la planta y dejarla secar al sol, posteriormente se mezclaba con agua hasta conseguir una especie de agua jabonosa con la que se lavaba la ropa. Otro método utilizado era hacer hervir la planta en agua, para introducir luego la ropa en la caldera en la que se había hervido y proceder a su lavado. ELABORACIÓN DE JABÓN II: Otro manera de elaborar jabón, que se continúa utilizando hoy en día, es a partir de grasa de cerdo, o aceite usado y bien filtrado, y sosa cáustica. El método es bien sencillo: se disuelven 200 gr. de sosa cáustica en 1 litro de agua, utilizando para ello un recipiente de barro y una rama o vara de madera, y teniendo especial cuidado de hacerlo muy despacio y al aire libre, pues la sosa emite vapores tóxicos, además de elevar la temperatura del agua. Cuando la mezcla se ha enfriado un poco, se le añade el litro de aceite, aunque nuestros informantes nos refieren que cuando se utilizaba grasa de cerdo era conveniente incorporarla con la mezcla aún caliente. Se continúa removiendo lentamente y siempre en el mismo sentido hasta que la solución espese, lo que tardará aproximadamente una hora. Entonces se vuelca en un molde de plástico o cajón de madera y se deja que solidifique entre 24 y 48 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Una vez que se ha endurecido se corta en “pastillas”, se tapan con un paño y se deja “curar” al menos un mes antes de utilizarlo. Este tipo de jabón es muy apreciado para lavar la ropa de los bebés, la ropa blanca y para quitar manchas de grasa. ELABORACIÓN DE LEJÍA: Según nos narran los vecinos de la comarca, hasta la década de los 50 aproximadamente también se obtenía un desinfectante natural a partir de las cenizas de la madera y de plantas como la “barrilla”, aunque todos sabían que mientras más dura fuese la madera utilizada más calidad tendrían las cenizas y por tanto la lejía obtenida de ellas. Una vez que se conseguían las cenizas, mientras más blancas y calcinadas mejor, se pasaban por un tamiz para desechar los trozos de carbón. Entonces se mezclaban con agua en un cubo y se dejaba reposar cubierto con un paño durante uno o dos días, removiendo al menos un par de veces durante ese tiempo. La forma de saber si la mezcla estaba lista era introduciendo en la misma un huevo o una patata, si flotaba ya estaba a punto pero si se hundía entonces se debía añadir más ceniza a la mezcla y repetir el proceso. Finalmente se colaba con un trapo bien limpio y ya se podía utilizar a modo de lejía. ENGORDE DEL MARRANO: Antaño y hasta aproximadamente los años 80, era costumbre en el Bajo Andarax celebrar la matanza anual que tenía lugar aproximadamente durante la primera mitad del mes de diciembre (Ver Rituales festivos: La Matanza), por ese motivo durante todo el año la familia criaba y engordaba al “marranico” que sería sacrificado llegadas las fechas. El animal se instalaba en las zahúrdas o cochineras y la alimentación del mismo consistía en los desechos hortofrutícolas y los restos de la comida diaria de la familia. Y para asegurarse de que tanto su carne como el preciado jamón tendrían un sabor exquisito, se alimentaba al animal una vez al día con una mezcla de pulpa de remolacha, salvado de trigo y una planta muy común en la comarca conocida como “salaíllo”.
Entre los saberes populares relacionados con la etnobotánica y transmitidos de manera intergeneracional a través de la oralidad, hemos diferenciado los que hemos dado en llamar Fórmulas caseras. Básicamente se trataría de una serie de fórmulas o soluciones de uso común, basados en la vegetación y las plantas existentes en el entorno natural de la comarca y pertenecientes al acervo cultural de la zona.
Los hemos diferenciado de aquellos otros que hemos recogido bajo la denominación de Medicina natural, porque entendemos que no se utilizan para tratamiento de enfermedades ni dolencias. Hemos también detectado que básicamente este tipo de usos o “saber hacer” se encontraba principalmente en manos de las mujeres.
Fórmulas caseras
ELABORACIÓN DE JABÓN I: La “barrilla” es un arbusto de hasta 2 m. de altura, de color verde oscuro, con hojas y tallos carnosos. Es propia de zonas costeras y suelos pobres, pedregosos, calizos y de climas mediterráneos, y crece abundantemente en el Bajo Andarax. Su nombre científico es “Salsola oppositifolia” y fue utilizada para la elaboración de jabón casero hasta el descubrimiento de la sosa cáustica. Precisamente por eso en nuestra comarca de referencia la barrilla es conocida como “el jabón de los pobres”, pues con ella se estuvo elaborando jabón en la zona hasta aproximadamente los años 50 del pasado siglo. Para la elaboración de jabón a partir de la barrilla existían varios métodos, uno de ellos consistía en recolectar la planta y dejarla secar al sol, posteriormente se mezclaba con agua hasta conseguir una especie de agua jabonosa con la que se lavaba la ropa. Otro método utilizado era hacer hervir la planta en agua, para introducir luego la ropa en la caldera en la que se había hervido y proceder a su lavado. ELABORACIÓN DE JABÓN II: Otro manera de elaborar jabón, que se continúa utilizando hoy en día, es a partir de grasa de cerdo, o aceite usado y bien filtrado, y sosa cáustica. El método es bien sencillo: se disuelven 200 gr. de sosa cáustica en 1 litro de agua, utilizando para ello un recipiente de barro y una rama o vara de madera, y teniendo especial cuidado de hacerlo muy despacio y al aire libre, pues la sosa emite vapores tóxicos, además de elevar la temperatura del agua. Cuando la mezcla se ha enfriado un poco, se le añade el litro de aceite, aunque nuestros informantes nos refieren que cuando se utilizaba grasa de cerdo era conveniente incorporarla con la mezcla aún caliente. Se continúa removiendo lentamente y siempre en el mismo sentido hasta que la solución espese, lo que tardará aproximadamente una hora. Entonces se vuelca en un molde de plástico o cajón de madera y se deja que solidifique entre 24 y 48 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Una vez que se ha endurecido se corta en “pastillas”, se tapan con un paño y se deja “curar” al menos un mes antes de utilizarlo. Este tipo de jabón es muy apreciado para lavar la ropa de los bebés, la ropa blanca y para quitar manchas de grasa. ELABORACIÓN DE LEJÍA: Según nos narran los vecinos de la comarca, hasta la década de los 50 aproximadamente también se obtenía un desinfectante natural a partir de las cenizas de la madera y de plantas como la “barrilla”, aunque todos sabían que mientras más dura fuese la madera utilizada más calidad tendrían las cenizas y por tanto la lejía obtenida de ellas. Una vez que se conseguían las cenizas, mientras más blancas y calcinadas mejor, se pasaban por un tamiz para desechar los trozos de carbón. Entonces se mezclaban con agua en un cubo y se dejaba reposar cubierto con un paño durante uno o dos días, removiendo al menos un par de veces durante ese tiempo. La forma de saber si la mezcla estaba lista era introduciendo en la misma un huevo o una patata, si flotaba ya estaba a punto pero si se hundía entonces se debía añadir más ceniza a la mezcla y repetir el proceso. Finalmente se colaba con un trapo bien limpio y ya se podía utilizar a modo de lejía. ENGORDE DEL MARRANO: Antaño y hasta aproximadamente los años 80, era costumbre en el Bajo Andarax celebrar la matanza anual que tenía lugar aproximadamente durante la primera mitad del mes de diciembre (Ver Rituales festivos: La Matanza), por ese motivo durante todo el año la familia criaba y engordaba al “marranico” que sería sacrificado llegadas las fechas. El animal se instalaba en las zahúrdas o cochineras y la alimentación del mismo consistía en los desechos hortofrutícolas y los restos de la comida diaria de la familia. Y para asegurarse de que tanto su carne como el preciado jamón tendrían un sabor exquisito, se alimentaba al animal una vez al día con una mezcla de pulpa de remolacha, salvado de trigo y una planta muy común en la comarca conocida como “salaíllo”.
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