La Molineta de los Peñoncillos, por su pasado y hechuras, es uno de los elementos del patrimonio etnológico de Huércal más evocador en la memoria de las personas más mayores del municipio. No en vano es una las pocas construcciones de este tipo que se conservan en la comarca. Estos molinos estaban estructurados en dos niveles interiores: la planta baja, con los correspondientes trojes, estaba destinada a almacén, mientras que la superior constituía la sala de molienda, que alojaba sobre la misma al “mecanismo de viento”, el cual presentaba una característica cubierta cónica llamada chapitel. Mediante un largo rollizo de madera asido al chapitel, el molinero podía orientar las velas al mejor viento de cada momento.
La Molineta
Molineta de los Peñoncillos
La Agroindustria
Molino de Viento
La Molineta
Molineta de los Peñoncillos
La Agroindustria
Molino de Viento
Paraje Los Peñoncillos. Zona norte del término municipal, al sur de la autovía y al este de la vía del FC.
Desde el extremo este del barrio del Potro cruzando bajo la autovía. Desde la carretera Nacional 340 hacia el este por la calle Tórtola, descendiendo por camino agrícola a la izquierda.
Paraje Los Peñoncillos. Zona norte del término municipal, al sur de la autovía y al este de la vía del FC.
Desde el extremo este del barrio del Potro cruzando bajo la autovía. Desde la carretera Nacional 340 hacia el este por la calle Tórtola, descendiendo por camino agrícola a la izquierda.
Sobre el cerrillo de los Peñoncillos se levanta, obligada por su necesidad de captar vientos, esta imponente torre molinera de 6 metros de diámetro y nada menos que de que 1,5 metros de grosor de muros. De cuerpo cilíndrico con leve releje y levantado en mampostería enfoscada, soportaba una cubierta cónica móvil ya desaparecida. Con dos puertas opuestas en la planta baja, correspondiente al antiguo almacén, la construcción conserva el potente doble arco que soportaba la sala de molienda con sus piedras, el alfarje que hacía de suelo de la misma y la sólida escalera de caracol adosada interiormente al muro. Adosado a poniente se encuentra el actual cortijo, de una planta y cubierta plana, que es más extenso que la antigua casa molinar. Haciendo ángulo recto con el cortijo y con el molino “por bisagra” se encuentra el cuarto de aperos, también de una planta. En algún caso se cita esta molineta como sistema de extracción de agua y no como molino harinero, sin que hayamos encontrado ningún testimonio, ni vestigio de infraestructura hidráulica que lo avale. Tampoco la perspectiva geográfica apoyaría esta posibilidad al encontrase el molino sobre estratos rocosos difíciles de horadar. Quizá la duda pueda llegar por ser el nombre de molineta aplicado, en muchos casos, a los citados sistemas eólicos de extracción de agua.
La molineta se encuentra sobre un cerro cuyo suelo de lastra caliza es la causa de su conservación elevada y de no haber sido erosionado tanto como las vaguadas del entorno. Diversos cortijos aislados se ubican en el entorno generando un poblamiento de baja densidad. Un pozo hoy cerrado se ubica en un cortijo cercano, dando antiguamente agua a los cortijos del entorno. Igualmente, en el entorno bajo del molino se encuentra el antiguo lavadero de los Peñoncillos y un molino hidráulico. Delante de la molineta se extiende una placeta con una pareja de eucaliptos.
El molino de viento de nuestro entorno, muy diferente del tópico molino manchego de aspas, parece proceder del Campo de Cartagena, habiendo penetrado ya en el levante almeriense en el siglo XVIII y en el XIX en nuestra comarca. En los años 60 la Molineta de los Peñoncillos es adquirida por la familia Gázquez cuando ya no estaba en funcionamiento. Sus herederos la conservan dándole la importancia etnográfica que merece.
La Molineta de los Peñoncillos, por su pasado y hechuras, es uno de los elementos del patrimonio etnológico de Huércal, justificadamente, más evocador en la memoria de las personas más mayores del municipio. No en vano es una las pocas construcciones de este tipo que se conservan en la comarca. Estos molinos estaban estructurados en dos niveles interiores. La planta baja, con los correspondientes trojes, estaba destinada a almacén, mientras que la superior constituía la sala de molienda, con el “mecanismo de viento” ya dentro de la cubierta, llamada “chapitel”. Desde un hueco de esta cubierta salía el gran eje horizontal (algo inclinado hacia arriba) que, sirviendo en su extremo exterior de soporte a las varas y velas triangulares, llevaba la fuerza a la rueda vertical (“rueda de viento” o “catalina”) ubicada en el interior, actuando dos piedras: rabote y fólliga como “cojinetes”. Esta rueda, de apreciable diámetro, engranaba con otra horizontal más pequeña (“linterna”) haciendo girar el eje vertical o arbolete que a su vez movía la piedra volandera. Al contrario de lo que es habitual en cualquier otro edifico, la base circular de la cubierta no hace cuerpo con la parte superior del muro de la torre, sino que gira sobre la misma. Para ello, el “telar” (base que soporta el conjunto de cubierta y mecanismo de viento) se desliza debidamente “ensebado” sobre la “rueda terrera” que corona el muro. De esta forma y mediante un largo rollizo de madera asido al chapitel (que llega casi hasta el suelo por el exterior) llamado palo guía o timón, el molinero podía orientar el velamen al mejor viento de cada momento. Igualmente, las velas se recogían o extendían para prestar mayor o menor superficie de resistencia al viento y de esta forma regular la velocidad de la molienda. Saber de los vientos: sus épocas, direcciones, e influencia de sus distintos ángulos de incidencia sobre la velas, constituía complejos saberes específicos de estos antiguos molineros, que eran algo marineros.
Sobre el cerrillo de los Peñoncillos se levanta, obligada por su necesidad de captar vientos, esta imponente torre molinera de 6 metros de diámetro y nada menos que de que 1,5 metros de grosor de muros. De cuerpo cilíndrico con leve releje y levantado en mampostería enfoscada, soportaba una cubierta cónica móvil ya desaparecida. Con dos puertas opuestas en la planta baja, correspondiente al antiguo almacén, la construcción conserva el potente doble arco que soportaba la sala de molienda con sus piedras, el alfarje que hacía de suelo de la misma y la sólida escalera de caracol adosada interiormente al muro. Adosado a poniente se encuentra el actual cortijo, de una planta y cubierta plana, que es más extenso que la antigua casa molinar. Haciendo ángulo recto con el cortijo y con el molino “por bisagra” se encuentra el cuarto de aperos, también de una planta. En algún caso se cita esta molineta como sistema de extracción de agua y no como molino harinero, sin que hayamos encontrado ningún testimonio, ni vestigio de infraestructura hidráulica que lo avale. Tampoco la perspectiva geográfica apoyaría esta posibilidad al encontrase el molino sobre estratos rocosos difíciles de horadar. Quizá la duda pueda llegar por ser el nombre de molineta aplicado, en muchos casos, a los citados sistemas eólicos de extracción de agua.
El molino de viento de nuestro entorno, muy diferente del tópico molino manchego de aspas, parece proceder del Campo de Cartagena, habiendo penetrado ya en el levante almeriense en el siglo XVIII y en el XIX en nuestra comarca. En los años 60 la Molineta de los Peñoncillos es adquirida por la familia Gázquez cuando ya no estaba en funcionamiento. Sus herederos la conservan dándole la importancia etnográfica que merece.
La Molineta de los Peñoncillos, por su pasado y hechuras, es uno de los elementos del patrimonio etnológico de Huércal, justificadamente, más evocador en la memoria de las personas más mayores del municipio. No en vano es una las pocas construcciones de este tipo que se conservan en la comarca. Estos molinos estaban estructurados en dos niveles interiores. La planta baja, con los correspondientes trojes, estaba destinada a almacén, mientras que la superior constituía la sala de molienda, con el “mecanismo de viento” ya dentro de la cubierta, llamada “chapitel”. Desde un hueco de esta cubierta salía el gran eje horizontal (algo inclinado hacia arriba) que, sirviendo en su extremo exterior de soporte a las varas y velas triangulares, llevaba la fuerza a la rueda vertical (“rueda de viento” o “catalina”) ubicada en el interior, actuando dos piedras: rabote y fólliga como “cojinetes”. Esta rueda, de apreciable diámetro, engranaba con otra horizontal más pequeña (“linterna”) haciendo girar el eje vertical o arbolete que a su vez movía la piedra volandera. Al contrario de lo que es habitual en cualquier otro edifico, la base circular de la cubierta no hace cuerpo con la parte superior del muro de la torre, sino que gira sobre la misma. Para ello, el “telar” (base que soporta el conjunto de cubierta y mecanismo de viento) se desliza debidamente “ensebado” sobre la “rueda terrera” que corona el muro. De esta forma y mediante un largo rollizo de madera asido al chapitel (que llega casi hasta el suelo por el exterior) llamado palo guía o timón, el molinero podía orientar el velamen al mejor viento de cada momento. Igualmente, las velas se recogían o extendían para prestar mayor o menor superficie de resistencia al viento y de esta forma regular la velocidad de la molienda. Saber de los vientos: sus épocas, direcciones, e influencia de sus distintos ángulos de incidencia sobre la velas, constituía complejos saberes específicos de estos antiguos molineros, que eran algo marineros.
La Arquitectura Agraria de Huércal de Almería
Visitable exteriormente. Visita interior previo contacto con los propietarios.
Directa. Bibliografía. Propietarios.
Molineta de los Peñoncillos
La Molineta
Noviembre de 2013.
Sobre el cerrillo de los Peñoncillos se levanta, obligada por su necesidad de captar vientos, esta imponente torre molinera de 6 metros de diámetro y nada menos que de que 1,5 metros de grosor de muros. De cuerpo cilíndrico con leve releje y levantado en mampostería enfoscada, soportaba una cubierta cónica móvil ya desaparecida. Con dos puertas opuestas en la planta baja, correspondiente al antiguo almacén, la construcción conserva el potente doble arco que soportaba la sala de molienda con sus piedras, el alfarje que hacía de suelo de la misma y la sólida escalera de caracol adosada interiormente al muro. Adosado a poniente se encuentra el actual cortijo, de una planta y cubierta plana, que es más extenso que la antigua casa molinar. Haciendo ángulo recto con el cortijo y con el molino “por bisagra” se encuentra el cuarto de aperos, también de una planta. En algún caso se cita esta molineta como sistema de extracción de agua y no como molino harinero, sin que hayamos encontrado ningún testimonio, ni vestigio de infraestructura hidráulica que lo avale. Tampoco la perspectiva geográfica apoyaría esta posibilidad al encontrase el molino sobre estratos rocosos difíciles de horadar. Quizá la duda pueda llegar por ser el nombre de molineta aplicado, en muchos casos, a los citados sistemas eólicos de extracción de agua.
La Agroindustria
Molino de Viento
Directa. Bibliografía. Propietarios.
Solo conserva la torre soporte que se encuentra transformada. A pesar de esto el elemento conserva gran interés etnográfico.
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